"Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones" Salmo 46:1

Señor mio y Dios mio!!!!, fue la expresion de Tomas, al darse cuenta del Mesias resucitado. Y esa es la misma expresion que Cristo desea que cada uno de nosotros digamos de El: Señor mio y Dios mio!!!!! porque muchos conocen a Cristo, crucificado, o sentado en el trono, pero no lo conocen como el amigo que todo lo puede y que ahora mismo, si clamamos y le pedimos con todo el corazon, vendra a ti y a mi, y podremos unirnos a las palabras de este salmo de los hijos de Core:

"Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones"
( Salmo 46:1 ).




¿QUÉ ES EL CORAZÓN?

Tu identidad. El corazón es la parte más importante de ti. Es el centro de tu ser, en donde reside tu “verdadera identidad”. El corazón del hombre refleja al hombre (Proverbios 27:19). Como una persona “piensa dentro de sí, así es” (Proverbios 23:7).

Tu centro. Como tu corazón físico se encuentra en el centro de tu cuerpo y envía sangre vigorizante a toda célula viva, la palabra “corazón” se ha usado durante siglos para describir el núcleo en donde se generan todos tus pensamientos, tus creencias, tus valores, tus motivaciones y tus convicciones.

Tu cuartel general. Tu corazón es “la casa de gobierno” de tus operaciones. Entonces, la dirección de tu corazón tiene un impacto en cada área de tu vida.

¿CÓMO GUÍO MI CORAZÓN?

En primer lugar es necesario que comprendas que tu corazón está donde se encuentra tu tesoro. Tu corazón se volcará a lo que le dediques tiempo, dinero y energía. Esto era cierto antes de casarte. Escribías cartas, comprabas regalos y pasaban tiempo juntos como pareja, y tu corazón iba detrás. Cuando dejaste de invertir tanto en la relación y comenzaste a dedicarte a otras cosas, tu corazón te siguió. Si hoy no estás enamorado de tu cónyuge, quizá se deba a que ayer tu interés dejó de estar allí.
Examina tu corazón. Una de las claves para guiar con éxito tu corazón es estar permanentemente consciente de dónde se encuentra. ¿Sabes en dónde está tu corazón en este momento? Puedes darte cuenta si observas en qué te interesas, en qué has invertido tu tiempo durante el último mes, a dónde ha ido tu dinero y los temas de los que hablas constantemente.

Protege tu corazón. Cuando algo poco saludable tienta tu corazón, es tu responsabilidad protegerlo contra la tentación. La Biblia dice: “por sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él mana la vida” (proverbios 4:23 NVI). No dejes que tu corazón coloque el dinero o el trabajo por encima de tu cónyuge y tu familia. No dejes que tu corazón codicie la belleza de otra mujer (proverbios 6:25). La Biblia dice: “Si se aumentan las riquezas, no pongáis el corazón en ellas” (Salmo 62:10 RVR 1995).

Concentra la atención de tu corazón. El apóstol Pablo enseñó: “Concentren su atención en las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios” (Colosenses 3:1-2 NVI). Es hora de identificar en dónde es necesario que esté tu corazón y luego decidir que concentrarás su atención en esas cosas. Quizá digas: “Pero en realidad no quiero invertir en mi matrimonio. Preferiría hacer esto o aquello”. Lo sé. Has puesto el corazón en eso en el pasado y estás atascado con una mentalidad de “seguir el corazón”. Sin embargo, ya no tienes que dejar que tus sentimientos te guíen. La codicia es poner el corazón en algo prohibido y que está mal. Puedes elegir quitar tu corazón de las cosas equivocadas y concentrar su atención en lo que está bien.

Haz una inversión de corazón. No esperes a tener ganas de hacer lo correcto. No esperes a sentirte enamorado de tu cónyuge para invertir en la relación. Comienza a volcarte a tu matrimonio y a invertir en donde tu corazón tiene que estar. Pasa tiempo con tu cónyuge. Compra regalos. Escribe cartas. Hagan una cita a solas. Cuanto más inviertas, tu corazón valorará más la relación. De esto se trata el desafío del amor.

Tomado del libro EL DESAFIO DEL AMOR de KENDRICK